miércoles, 17 de octubre de 2018

¿Sabes...?

Puede que un día lo haga.

Puede que coja todos tus recuerdos por el cuello, 

los sujete con mis dos manos
y les grite a la cara que se acabó.
Puede que un día me mire al espejo
y ya no te encuentre más allí,
al final de mis pupilas,
reflejándote en mis retinas como si nada.
Puede que un día lo tire todo al suelo,
con rabia e impotencia,
y lo estrelle todo contra ti,
contra mí,
contra lo imposible.
Puede que un día al desnudarme
no broten de mi pecho todas las canciones
que ataste con cadenas a tus ojos,
aquellas que compartimos sin compartirnos aún,
pero que aullaban a la luna 
todos los mensajes entre líneas.
Puede que un día, entre los bares,
deje de recordar aquel al que nunca había ido
y que pisé contigo por primera vez.
Puede que olvide la gracia de toda esta casualidad,
puede que me canse de estar maldita,
puede que me maldiga a mí misma,
puede que mis pasos ya no piensen hacia atrás.

Puede que un día lo haga.

Puede que un día acepte
la sucesión de casualidades
de pasos
de calles 
de decisiones
de bares
de sitios
de cambios
que, años después,
nos llevó a tenernos uno frente al otro,
sentados en la terraza de un bar
sin entender que somos desconocidos 
con el pecho ardiendo.
Puede que un día acepte que es algo normal.
Puede que acepte
que recordarnos de esta manera
sin haber cruzado palabra jamás
y burlarnos del tiempo que ha pasado cuando nos encontramos,
es normal.
Puede que acepte
que hablar sin palabras
y entendernos
y mirar dentro del otro con tan solo asomarse a sus ojos,
es normal.
Puede que acepte
que esta llegada magistral,
esta entrada en mi vida
de una persona como tú,
con toda su música
con toda su mente
con toda su historia
con toda su sensibilidad,
es normal.
Puede que un día acepte 
que toda esta casualidad
con su magnitud titánica y sus ganas de ser,
me ha abrazado para irse como llegó.

Puede que un día lo haga.

Y supongo que es que, al final,
me resisto,
me niego, 
y alejo de mí la posibilidad de contemplar
que nada de esto ha tenido sentido.
Y ya sé que no se entiende,
que estas cosas no hay quien las entienda,
pero yo sólo quería abrazarlo todo
y sonreír
y brindar
y compartir,
sin más.

Pero no te preocupes,
sé que un día,
un día...

...lo haré.