Intuyo las preguntas que el silencio pálido no hace. Intuyo las palabras a cada paso, y con cada paso las piso y quedan debajo. Supongo que visto así, seguiré caminando, y seguiré siendo un tanto miope de fuerza y de coraje, siempre ante una realidad que prefiero ver borrosa. Mientras, intuyo lo que voy pisando. E intuyo mi rostro, mis ojos y mi boca, pero no lo que hay detrás. Aquello lo refracto y queda lejos de toda esta masa borrosa.
Parpadeo y siento, "calmo los mares", cuando ya inundan el espacio y me alcanzan toda la cara. Y tirito y pienso, "será de este horrible frío", mientras cruzo un vasto desierto. Y toso y digo, "me atraganté con un poco de agua", pero apenas sale una mínima voz ronca de mi garganta seca y muerta de sed. Y corro y grito, "¡qué día tan maravilloso!", y entonces me alcanza la bestia que me va siguiendo detrás y muere mi voz.Sin ver ni hablar aquí fuera, intuyo los sonidos que me rodean. Intuyo una impotencia que me crece por dentro y se agarra a mis pies, y a cada paso me trepa y se derrama en mi cabeza. Intuyo que es invencible, que no hay camino de vuelta y que el retorno se ha perdido entre tanta eternidad. Intuyo que pronto será mejor ser muda y ciega.
Intuyo que, esta vez, me sentaré a escuchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario