Se interpone en mi camino de forma intermitente y también me impide ver más allá de su figura recortada por la luz sol. Pero ahora veo un poco más, pues ellos mismos me han abierto los ojos, y aunque no pueda mirar hacia el sol, sé que sigue brillando ahí detrás.
Mis ojos se centran en la chispa adecuada y no en las raíces que intentan adherirse a mí, en la luz más allá y no en su figura que se interpone sin permiso ninguno.
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