jueves, 27 de marzo de 2014

Callejón

Ojalá deje de jugar algún día. Que encuentre una salida, y deje de existir, de hacerme más mal que bien. Ojalá que deje de preguntarme todos los días, de buscar un cielo en tu mirada. Ojalá consiga dormir sin desvelarme entre tus pestañas. Que consiga apagar las luces, que reduzca a cenizas esa habitación, que aquella música torne en ruido amargo, que no quede agua que beber. Ojalá no quede demasiado por vivir aquí. Que deje de hablar con las nubes, como si pudieran ayudarme de alguna forma. Que deje de perseguir sombras con los ojos, de romper con el sol todos los días.
"Demasiado fácil entrar", pienso mientras me pregunto cómo voy a salir.

domingo, 16 de marzo de 2014

Grita la piel

Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan para que no las puedas convertir en cristal. Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo. Ojalá que la luna pueda salir sin ti. Ojalá que la tierra no te bese los pasos. Ojalá que la aurora no de gritos que caigan en mi espalda. Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz. Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado. Ojalá que el deseo se vaya tras de ti a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todas las visiones.

Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones...

lunes, 3 de marzo de 2014

Todo lo profundo ama la máscara

El cuerpo gana otra vez, y nadie esconde deseos más allá de la piel. Pero intentas dibujar tu cuerpo, y surcas veredas con témperas, y crees que así flotarás y apenas te romperán sus manos aunque apenas lleguen a rozarte. Crees que podrías ser real, que podrías arriesgar y entrar, que quien no arriesga no gana. Pero tu pelo se enreda entre los matorrales y tu ropa es desgarrada, y nadie acude, ya no hay nadie que mate monstruos por ti. Y nadie acude. De nada sirvió dibujar tu piel. De nada sirvió creer. De nada sirves hoy, porque hoy eres demasiado vulnerable.

Y nadie acude...