jueves, 10 de abril de 2014

Delantera mítica

Más de un año y un café después, puedo dejarlo marchar. Más de un año y un café después, se confirma. Fuimos una delantera mítica y, por suerte, él tenía razón:
"Si no perdemos la fe, cuando miremos atrás veremos que, aunque fue una medicina horrible, el paciente la necesitaba".




lunes, 7 de abril de 2014

Papel secante

(Como te atrevas a decir que estás de mono, te machaco).

Está subiendo y cada vez quieres más. Se apodera de tus sentidos en un tiempo récord. Te recorre de una punta a otra. Aspiras fuerte, dejas caer la cabeza, te saluda el cielo. Y ahí está, en tus pupilas. Y aquí llega con total certeza. Te sacude aunque seas de piedra. Te atraviesa y dejas de pensar por qué estás ahí. Notas la fuerza, como un huracán, y te bebes hasta la luna. Y es que a estas alturas poco importa ser poeta o ser basura.
La marea ya ha subido, el sol se ha derramado, ha hecho cenizas a las estrellas que caen de tus manos. Cosía tu cabello a lo más alto de las montañas y desde allí resurgía a golpes, desde allí te hizo amiga de la muerte, y desde allí escupió tu insípida sonrisa bocabajo. Reservaste para entonces tu derecho para reírte de Dios, un patético sin-cara que desquicia el tiempo de un maldito mundo entero solo por tener más vidas que un gato. Y casi lo alcanzas, casi-gato, casi-Dios. Resucitas al tercer día...en un manicomio.






martes, 1 de abril de 2014

Enferma

Enferma, sé que voy a dejarme caer. Sé que subiré de nuevo, y que de nuevo miraré hacia abajo desde lo más alto. No sabré después adónde mirar, y siempre seguirá pareciendo que no me ves. Y sin embargo, yo seguiré viéndote dormir, y caerá sobre mí todo el peso necesario, y hasta que mis huesos no se quiebren, jamás podré dejar de hacerlo. Hasta que no vea a alguien que ya no reconozco, no podré dejar de pensarte. Hasta que no me pudra, me parta en dos y se abra mi pecho, no podré quitarte los ojos de encima. Hasta que el tiempo no se canse, no podré borrarte, pero tampoco encontrarte. Como un espantapájaros, permanecerás anclado en mitad de mi cabeza, ahuyentando cada mínima posibilidad para extenderme un poco más alto, más libre. Mis dedos se van disolviendo y desaparecen, y le siguen mis manos, muñecas, brazos...
Extraño a un desconocido que nunca llega. Extraño a una sombra que no conozco. A un fantasma que no existe. A una creencia, una hipótesis, un sueño, un deseo. Extraño esquinas que construyo en mi cabeza. Recovecos oscuros y arrugas en mis sábanas. Extraño dar los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches. Extraño las noches reversibles. Extraño al tiempo que se ha ido y al que no llega aún. Extraño poder recordar cómo era reír hasta no poder más, reír hasta doler.
Es extraño sentirse así y no sentirse fuera de lugar...