viernes, 31 de enero de 2014

Equilibrio inestable

Confundí los colores en tu piel.
Te marqué con el pincel equivocado.
Despertar tornaba siempre en vano.

Dormí demasiadas horas seguidas, y cuando desperté no me conocía. El tiempo se burló de mí, y no supe atar las horas a las agujas del reloj. Desaparecí por un momento de mi conciencia. Ignoré durante unos segundos mi presencia. Se borró de mí todo lo que me hacía ser yo, todo lo que me hacía persona. Desconocía absolutamente todo lo que me rodeaba.
Deseé no haber despertado, porque sin saberlo, volví a hacerlo en vano. Se arrugó mi rostro, se apretaron mis párpados, y con los ojos cerrados deseé de nuevo no haber despertado.




miércoles, 29 de enero de 2014

Bolsillos

Soy palabras aleatorias
que sin saberlo van sin rumbo.
Rompen puertas giratorias 
al cruzar las vidas dando tumbos.

Cruzaría campos enteros
bañándome en mil reflejos.
Admiraría siempre a mi cielo
aún encerrado en tu lago de espejo.


Dormiría mil veces en tu nido,
mil y un cuentos me bastarían como abrigo.
Sabe Dios que no miento...

Preguntaré al viento por tu aroma,
preguntaré al tiempo por las comas
que hoy borra de esta carta.
Mataré al vidrio que encerró tu mensaje
para después matar a la furia y su traje.
Hoy bebo del agua que formó tu escarcha.

Veré nacer colores entre luces y cortinas, 
flores de neón y pútridas, muertas colillas.
Se perfilarán en mis párpados las sombras del enemigo, vestido de amor, mas de trampas llenos los bolsillos.

Saluda desde lejos, tras las luces de neón.
Las sombras se proyectaron; mi pincel tembló.
Quizás vio mis bolsillos...

...¿vacíos?







domingo, 12 de enero de 2014

Ojos que no ven...ojos de pez

Ojos que se resbalan por el cuerpo. Imposibles de atrapar, escapan a cualquier alcance, son demasiado escurridizos. Se dejan ver tan sólo de lejos, por fuera. Se escapan como si se tratara del tiempo. Encierran un color ciego que jamás entenderé. Son una jaula que perdió su llave, un cuarto sin ventanas. Cual cobarde, esquivan muchas veces sólo por no enfrentar la situación real. Inseguros, no paran de preguntar en silencio. Buscan siempre aprobación, siempre se procuran el éxito que jamás encuentran, se ahogan con facilidad. Temen sin pensar, temen sin saber. Carecen de norte, no digamos ya de sur, este u oeste. Carecen de una figura fundamental en su puzzle. Nadan sin saber por qué, sin saber qué quieren, sin saber qué esperan. Se olvidan de su propia vida, la abandonan con facilidad y sin apenas importarle. Se han perdido en un cielo sin héroes ni gloria.
¿Cuándo perdieron de vista su camino? ¿Dónde olvidaron su esencia?
Jamás duermen esos ojos que hoy vuelven a escapar. Sin rosa de los vientos, sin centro principal, sin rumbo o algo que los pueda guiar. Retienen para olvidar, y olvidan para nadar. Y nadan sin saber a dónde van, sin saber si volverán. Como pez fuera del agua, impotentes, desubicados, pretenden volar, pero encuentran escamas en lugar de plumas, de alas, de libertad.



miércoles, 8 de enero de 2014

Ríe chinito

La guitarra sonaba en aquella dulce canción que casi era una nana. La voz se desperezaba en mi garganta, y suave, cruzaba el aire hasta sus pestañas. Se posaba en ellas y formaba sueños en su cabeza. Florecían colores en sus mejillas y un poquito de luz me dejaba ver su sonrisa. Yo escuchaba risas por mis recovecos, nacían de mi interior. Miraba al cielo y volvía a ver mis nubes, y cada una de ellas era un plan. Los pijamas se pegaban a nuestra piel con delicadeza, se fundían, y con ellos nos hundíamos en la oniria. Bajo las sábanas, ya dormidos, seguía vislumbrando su sonrisa, y la canción sonaba aún en mi cabeza. Detrás del sonido de la canción podía escuchar también el silencio. Podía oler el perfume que encierran las olas del mar. Podía acariciar el rocío de los rayos de la luna. Podía flotar como una pluma que vuela sin necesitar ser batida por las alas de otro pájaro. Podía ver en la plena oscuridad de mis propios ojos cerrados. Captaba cada movimiento, era sensible a cualquier minúsculo cambio, e incluso el tiempo procuraba parecer de hielo para no desentonar. Lo precipitado estallaba en calma y serenidad. Lo brutal tornaba en liviano. Tornábamos lentamente, tumbados bajo mil sábanas de aguas dulces, que poco a poco tornaron en mares donde mil lunas iban a bañarse. Mira a la luna mi niño, y se acuna, que es larga la noche y es claro el camino.
Mi despedacito de río, ¿hasta dónde bajarás?



Segundos, minutos, horas, días, meses, años...vidas

¿Y quién no está loco en este espectáculo barato a lo que llamamos vida?
Miente y alza tu mano, que quizás muy dentro de mi locura te crea.

Si hoy me caigo, mañana me levanto y pasado caerá la lluvia y me mojará. El tiempo borrará de mí diferentes situaciones, desaparecerán esquinas que prometí conservar en mi cabeza. Y es que al final, supongo que todos, en algún momento, alzamos la mano negando estar locos. Todos mentimos y prometemos mentir cuando prometemos falsas verdades. Solo el viento promete barrer todas las mentiras, y solo él cumple.
Los demás seguimos aquí y allá. Creemos conocer, creemos prometer e ignoramos miles de cosas que se nos escapan. Convivimos en  muchas situaciones con muchas personas. Personas a las que creemos conocer; personas a las que jamás terminaremos de conocer.
Ignoraremos, y seremos felices durante "x" tiempo, y como si se tratara de algún contrato que firmamos sin saber, el tiempo acabará, acabarán las falsas promesas y nuestra felicidad absurda expirará. Descubriremos de qué pasta estamos hechos todos y cada uno de nosotros, pero jamás renunciaremos a mentir. Jamás renunciaremos a saborear el poder de prometer algo que no podrás cumplir.