¿Cuándo han llegado las nubes? Han vuelto a equivocarse en la predicción del tiempo. Queda menos a lo que aferrarse. Queda menos suelo firme; la lluvia traerá su fango. Su cama se quejará todas las noches y apenas la dejará dormir. No se dará cuenta ni de su propia ausencia y perderá el poco sentido que le queda. ¿Qué pretende? Tan vulnerable y poca cosa. Tan débil. Tan ella. No va a engañar a nadie; va a empezar a romperse. Ni siquiera pudo ser fuerte para ella misma. Sinceramente, da un poco de lástima. Ahora colecciona las ojeras que siempre esquivó. Consume sonrisas de usar y tirar. Y sigue teniendo esa patética barrera, sigue sin soltar prenda, sigue callando presa de un silencio que sólo ella se impone. Ojalá y que se pudra en su silencio. O eso, o que salga de una vez de su propia cárcel. Tanto miedo le hace débil. Tanto miedo le hace estúpida. Le deja indefensa. Ojalá abra de una maldita vez los ojos. Ojalá que despierte y deje de buscar antídotos.
Porque odio a esa chica.
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