Este adiós no maquilla un hasta luego. Este nunca no esconde un ojalá. Estas cenizas no juegan con fuego. Esta ciega no mira para atrás. Este notario firma lo que escribo. Esta letra no la protestaré. Ahórrate el acuse del recibo, estas vísperas son las de después. A este ruido, tan huérfano de padre, no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir. Este pez ya no muere por tu boca. Estos ojos no lloran más por ti.
Y después de escribir esto, pensó: ¿a quién pretendo engañar? Y tachó su falso orgullo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario