Parece que se haya empeñado en entrar en mi lista de promesas a olvidar. Parece que sólo quede la última opción: quemar sus recuerdos.
Y, sin embargo, parece que ésa es justamente la opción que menos deseo...
No paro de preguntarme por qué ha tenido que acabar todo así. Por qué ha tenido que esfumarse. Por qué ya apenas sé de su vida. Por qué ha tenido que ser así. Por qué perdernos ha sido el final. Ni siquiera quedan miradas o palabras sueltas. No queda nada. ¿Por qué ha ocurrido así? A veces se me pasa por la cabeza que quizás todo esto ya no le importe lo más mínimo, no le preocupa.
Nos hemos convertido en una eternidad de ausencias, y ni siquiera soy del todo consciente de la forma en que llegamos hasta aquí. Creo que me ha convertido en una desconocida. Creo incluso que él ya se ha convertido -un poco- en un desconocido para mí. Soy algo externo a él mientras duerme tranquilo entre sábanas que llevan mi aroma impregnado en los pliegues más recónditos. Es como si tuviera en mi poder el título de "licenciada en esa persona" que ya no me sirve para nada, pero que, a pesar de ello, guardo con todo mi aprecio.
Mi pobre corazón, no importa que sea pequeño, mi pobre corazón siempre te echa de menos.
Juntitos, no teniendo nada, nos sobraba la mitad...¿recuerdas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario